jueves, 16 de agosto de 2012

Miscelánea

Mientras espero el autobús contemplo la estela naranja de los reactores que parte el cielo a las siete de la mañana.
Por las noches después de fregar los cacharros de la cena, agotado por el calor, me siento en la silla de playa dispuesta en el espacio entre el comedor, la cocina y el pasillo, que, junto con la comunicación entre la cocina y la terraza, es la zona mejor ventilada de la casa. En la TV siempre hay alguna película buena o serie entretenida.
Al casarme no se me ocurrió que asumiría tareas de auxiliar de clínica para asistir a mi esposa lesionada en la pierna y el brazo derechos por una caída de la escalera.

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