Llegaron las lluvias

... y con ellas la tristeza, la amargura y el desánimo por la decadencia física y psicológica de mi padre, por la angustiosa carencia de pasiones, ansias y gustos que me domina desde hace mucho tiempo, por el abúlico desinterés que se ha instalado y acomodado en mi vida diaria.

Preludio de otoño

La espera del otoño se prolonga mientras estoy acompañado por un molesto catarro sufrido a medio gas, y combatido con sorbos de agua, zumo de mandarina y pastillas de farmacia.
El pensamiento liberal de Tocqueville y J.S. Mill me atrae por su humanismo y su modernidad a la hora de la defensa de los derechos del ciudadano. No realizaré mi ilusión de dar clase de pensamiento político para liberarme de la angustia y el tedio que dominan mi jornada de trabajo.
En cuanto a los programas favoritos de la televisión, las películas del Oeste han tomado el relevo a los concursos. Es una forma cómoda y relajada de acabar las tardes.
Después de los fracasos del verano, las sesiones vespertinas de cine han vuelto a ser momentos de disfrute con "Silencio de amor", comedia italiana de sentimientos y emociones, y "Nunca es tarde", entretenimiento amable al servicio de dos estrellas de Hollywood.

Tres pantallas

En estos tiempos mi vida puede decirse que ha estado presidida por tres pantallas. Las mañanas se convierten en un suplicio cuando se construyen mediante miradas al monitor en una búsqueda angustiosa de alicientes satisfactorios que no llegan.
Por las tardes la televisión se convierte en un consuelo que entretiene a ratos y en otros momentos entontece.
Los fines de semana se coronan con la gran pantalla de la sala de cine donde busco otras vidas y otras historias para despertar mis emociones.