miércoles, 29 de septiembre de 2010

La ciudad se despierta

Durante mi caminata al trabajo, entre las seis y media y las siete y media del naciente día de San Miguel, veo los bares abiertos para servir todas las combinaciones posibles del café con leche, las luces encendidas de los hornos para despedir la noche que se está acabando, los coches de policía en su patrulla de las calles, los taxis a la caza del cliente, las porteras baldeando el trozo de acera correspondiente a su portal, los kioscos con la prensa recién llegada, etc., me cruzo sin aminorar el paso con un grupo de hombres de gesto sombrío y con más peatones que otras madrugadas, únicos indicios de que la jornada va a ser diferente.

martes, 21 de septiembre de 2010

Belleza

La esplendorosa belleza física de los protagonistas, expuesta sin sombras ni veladuras, no puede ocultar los problemas de guión en una historia que transcurre de forma lineal pero sin que lleguen a saberse las razones y causas de muchas situaciones y conductas. Después de ver "El americano" te entran ganas de conocer los pueblos en los que se ha rodado, y de leer la novela en la que se basa la película.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lope de Vega

El patrimonio cultural español, acumulado durante siglos, permite la recreación de unos años de la vida de Lope, de sus amores y de sus comienzos en la creación dramática. No se trasladan al espectador propuestas de odio y de venganza entre españoles, sino la admiración hacia uno de nuestros más destacados escritores, interpretado de manera magnífica lo mismo que sus amadas por unos actores excelentes.

martes, 7 de septiembre de 2010

En lucha

Resueltas las necesidades básicas, no puedo rendirme en mi lucha permanente contra el tedio, el hastío, el desánimo, la desazón, la angustia, el vacío, el insomnio, el aburrimiento y otras sensaciones que me corroen desde hace meses. Cuando el calor no me sofoca, encuentro el mejor remedio en la lectura de novela histórica.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El fuego que no cesa

Memoria, imaginación e instinto encienden un fuego que, de momento, no cesa aunque apelo constantemente a la ética y la razón, a mi condición de hombre. Se trata de encauzar una inclinación natural para que no se convierta en una enfermedad por exceso.